Atrás queda atrapada una marca gris, sin olor, tacto, gusto, oído y olfato, las marcas hoy deben ser vividas y sentidas a través de los sentidos, es necesario y cuasi-obligatorio que sean capaces de despertar y hacer palpitar a la persona. Es esencial y vital que una organización pueda humanizar cada una de sus aristas que la conforman.

Un consumidor necesita ser despertado sensorialmente, que su plano racional sea borrado y comience a sentir que su marca pueda olerse, que su nombre provoque un eco en su sentir y que le permita tocar así como degustar sus experiencias.

El marketing sensorial viaja a través de los cincos sentidos, no se limita a conquistar ofreciendo experiencias viaja en la búsqueda de lo espiritual, desconectando cualquier atisbo de raciocinio adentrando al consumidor a un mundo en los que los sentidos embriaguen el alma y al “yo interior” de la persona y no del consumidor.

Para practicar el marketing sensorial hay que salir de los despachos, tumbar las sillas y vestirse de consumidor, las estrategias deben girar en torno a las personas, se debe salir a la calle, romper con la rutina y quebrar las puertas frías que separan a una gran organización de su público o target objetivo. Es difícil y arduo romper con esquemas, pero más difícil es perder la fidelidad, confianza y amor del consumidor debido a que no se ofrece ni sentimiento ni experiencia única.

Las marcas no socializadas ni humanizadas son incapaces de sentir ni transmitir atisbo alguno de emociones, lo que desemboca en un continuo desencanto de consumidores, sufriendo así continuas pérdidas de clientes que buscan vivir emociones que le haga viajar a un mundo de cinco sentidos en otras marcas que sean capaces de hacerle sentir experiencias únicas e inolvidables cada ve que adquiere o nombre su marca.

Practicar un marketing sensorial no es una muestra de debilidad, es una prueba más de que las emociones hacen nacer un engagement entre marca y persona , que convierte al consumidor en un evangelista de la marca y hace nacer un branding emocional que navega en los ríos de fidelidad de la persona. Si desea conquistar gire su organización hacia la persona, olvídese de los viejos parapetos y marionetas de los Goliat.

Un marketing de sentidos es un marketing por y para la persona, es un lazo entre marca y consumidor que juntos hacen el camino de la humanización y viven experiencias inolvidables.

Atención: si es incapaz de sentir ni transmitir su humanidad y no puede derribar la puerta fría absténgase de practicar un marketing de sentidos que vive por y para la persona, lo que prima e importa son los sentimientos vividos y despertados.