La palabra marketing por sí sola resuena como una vieja gloria, con reglas prefijadas y encerradas en una urna de metacrilato irrompible. Es como un viejo continente donde los estándares de actuación no pueden ser modificados, donde el espacio a la creatividad, emociones y sentimientos son juzgados como debilidades de marca.
Rasga el telón para descubrir a un marketing que por fin muestra su verdadero “yo” , que conecta con la persona cuyo objetivo es vivir por y para el consumidor haciendo crecer un entorno donde la experiencias y emociones se encuentran a flor del piel.
No se debe tener temor a mostrar la verdadera esencia de una marca, hay que propagar a los cuatro vientos el amor por el consumidor, porque sin ellos no podemos vivir en un mercado donde es clave y esencial ofrecer marcas con experiencias únicas e inolvidables, que haga nacer un halo potenciado por el engagement y por el protagonismo que la marca da a su consumidor.
No se pretende destruir el viejo marketing, sino de reciclarlo y adaptarlo a la sociedad, es tiempo y hora de comenzar a conquistar el corazón del consumidor, y de ir más allá en cada una de las acciones de marketing, siendo responsable y comprometido. El marketing no es una ciencia exacta, es una herramienta humanizadora que permite evocar sentimientos e inundar el alma a quien lo siente.
Marketing es algo más que venta, es una palabra muy especial capaz de crear un cúmulo de emociones que recorre el alma de quién trabaja para él, es una manera de humanizar, sentir emociones y crear sentimientos que mueva masas.
Sentimientos, emociones que suscitan suspiros serán alimentadas por el engagement, branding emocional y branded content. Hoy no debe de hablarse de productos pero si de marcas que se convierten en lovemark capaces de ofrecer un marketing experiencial alejado de la frialdad mostrada por el viejo marketing.
Una marca con sentimientos es aquélla capaz de conquistar y mostrar una verdadera humanización hacia el consumidor, practicando un marketing verde y comprometido con el entorno y la sociedad.